jueves, 23 de febrero de 2012

11ª Entrada


Al acabar de cenar nos echamos unas risas mientras me contaba pequeñas historietas sobre su vida e infancia. La verdad es que yo también le conté algunas cosas íntimas pero no me parecía del todo mal. Cuando fuimos a pagar iba a pagar mi parte cuando me apartó la mano delicadamente y me dijo:- tú ya me pagaste con tu amplia sonrisa- ¿de dónde sacarás las frases para estos momentos? Me preguntaba yo ya que lo hacia tan espontáneo sin vergüenza ninguna. Cuando nos íbamos a ir me cogió el bolso, agarré su brazo delicadamente mientras apoyaba mi cabeza sobre su hombro con toda la confianza del mundo. Al mirar mi reloj ya era muy tarde y el tren salía a las 6 de la mañana así que le miré a los ojos y le dije:- me temo que tengo que volver-: él me miró un poco ha penado y aceptándolo con resentimiento me llevó hasta casa en su coche. Enfrente de la puerta, cuando iba abrir la puerta, me agarró por detrás, por la cintura, al girar para mirarle a los ojos él fue más rápido que yo y me besó delicadamente. Sus labios estaban fríos pero eran blanditos, sus dedos estilizados tocaban mi cuello mientras me apartaba. Me sorprendí de la acción que hizo y algo tímida le dije:- esto, esto no tenía que ocurrir, mañana me voy, y si me empiezo a enamorar, yo… yo…-: él rápidamente me cortó con unas palabras cortejas que decía textualmente:- te esperare si tu me esperas, los días, los meses, los años que estés allí yo estaré aquí esperándote-: Con su voz de chico joven me llenó de alegría. Es por eso que acepté con una amplia sonrisa y rápidamente me metí en mi habitación sin saludar a mis padres porque estaban durmiendo. Algo alucinante había pasado en mi vida, que seguramente, podría cambiarla

miércoles, 15 de febrero de 2012

10º Entrada


Cuando el cocinero se retiró el me miró fijamente a los ojos mientras nos servían el vino, entonces mientras de fondo había una sinfonía dónde el instrumento principal era el violín, me cogió la mano y me la acaricié lentamente. Luego me dijo:- tienes una piel muy suave y tersa-: a lo que yo más sonrojada, contesté:- muchas gracias, eso es gracias a la crema de manos de Nivea- mientras me reía, él respondió correctamente y entre carcajadas me decía:- ¿intentas hacer publicidad subliminal?-: entonces me hizo gracia y continué riéndome. Después de un rato entre risas nos trajeron la comida. Él dijo:- salud- mientras alzaba la copa de vino. A los dos nos pusieron un plato de penne al pomodoro, lo que aquí se llamarían macarrones pero con un sabor mucho mas sorprendente. Se notaba que el tomate y la pasta estaban hechos a manos ya que eran suaves, vinos, cocidos en su punto y desprendía un olor magnífico. Cuando llevábamos como medio plato cada uno le miré y le dije:- bueno, cuéntame un poco de ti, ¿Qué quieres estudiar?-: a lo que él enseguida me respondió:- si te soy sincero mi padre quiere que me dedique a su empresa porque dice que me proporcionaría muchas riquezas, pero yo no quiero eso, yo quiero recorrer mundo, comparar culturas y que me acepten en cada una, que se vea quién soy:- cuando paró en un seco momento me dijo:- pero ya esta bien de hablar de mí, cuéntame de ti-: dijo poyando sus codos sobre la mesa mientras sus ojos se centraban en mi rostro. Mi corazón palpitaba fuertemente, intentaba relajarme pero no podía así que dije:- la verdad es que yo mañana me voy a una ciudad que desconozco dónde me iré a vivir durante unos años con un escritor famoso y un profesor de filosofía. En ese momento sus ojos se iluminaron con fuego puro, tenía al sensación de que este amor no podía ir tan rápido debido a que tan sólo nos conocíamos de hace apenas 24 horas, esos ojos que reflejaban fuego me daban algo de miedo es por eso que con unas palabras dulce dije:- pero tan sólo seríamos compañeros de clase, a mí la gente más mayor que yo no me atrae, sinceramente- él parecía que se calmaba más y me sonreía satisfactoriamente.

jueves, 9 de febrero de 2012

9ª Entrada

Después nos pusimos ha hablar sobre lo que estudiaríamos. Luego no sé que pasó que acabamos todas llorando porque me iba, la verdad es que las iba a echar muchísimo de menos pero tenía que seguir adelante, que a pesar de todo lo que pasamos juntas nada me podía impedir la llegada y felicidad a la ciudad. Después de un tiempo hablando recibí un mensaje de Alex, aquel chico del autobús, decía que fuéramos a un restaurante italiano muy conocido por ser lujoso, la verdad es que me dijo que invitaba él, así que entre mis amigas y yo elegí un vestido. Era un precioso vestido rojo elegante, largo, con un escote bordado, enseñando media espalda con un collar de diamantes alrededor de mi cuello. El collar no estaba lleno de diamantes tan sólo tenía 3 a cada lado, era de mi abuela que me lo regaló en mi decimosexto cumpleaños. Cuando terminé de vestirme mis amigas se sorprendieron de lo bien que estaba, la verdad que eso me hacia muy feliz y cuando iba a darles las gracias llamó a mi puerta, tenía un coche precioso, abracé a mis amigas, me despedí de ellas. Bajé las escaleras cuidadosamente, abrí la puerta, salí, me tapé con la chaqueta, al llegar a su coche, le di dos besos, me abrió la puerta del coche caballerosamente y sonreí agradecida y me metí. Luego rodeó el coche, abrió su puerta y se metió. Bajó un poco la calefacción porque estaba demasiado alta y nos pusimos en marcha al restaurante. Al llegar al restaurante, la entrada era deslumbrante, había una alfombra roja que te llevaba hasta la puerta principal compuesta por dos puertas que se habría hacia fuera, eran como dos cristales marcados con oro. Al entrar había unos guardarropas dónde él pagó las dos chaquetas, la suya y la mía. Después un camarero nos indico dónde debíamos sentarnos. Alex se puso detrás de mí, movía la silla hacia fuera para que yo me siente. Cuando me senté él movía la silla hacia la mesa y luego se sentó en su sitio. Después de ver el gran decorado que había allí le di las gracias y este se rio, tenía un rostro pálido con una piel suave. Todo parecía una película, un sueño mejor dicho. Cuando vino el mismísimo chef italiano para servirnos él me presentó, el italiano cogió mi mano y la beso y dijo:- un gusto en conocerte, señorita-: luego miró a Alex y le dijo:- usted ha escogido a una gran belleza, veré si mi comida estará a vuestro nivel.  A lo que él respondió:- no lo dudaré porque a esta chica no la llevaría a cualquier lugar. La verdad es que yo estaba sonrojada y muy nerviosa, dos hombres hablando sobre mí como si fuera una mujer bella pero no me importaba para nada, todo lo contrario me sentía muy halagada.

miércoles, 1 de febrero de 2012

8ª Entrada


Mientras caminaba por la calle parecía como si diera pequeños saltos, aún estaba contenta de hecho tenía muchas dudas y curiosidades y eso creaba más. Cuando llegué a la parada del autobús me senté en el banco para esperar, un chico que había allí se me acercó y me dijo:- hola, ¿Vas a está parada?-: yo con una sonrisa amable le dije:
- Sí, voy al centro comercial

-Al igual que yo, ¿Te quieres sentar conmigo en el autobús?-
La verdad es que me impresionó que me invitará a sentarme con él pero para no estar sola y ser un poco cortés no me negué y cuando llegó el autobús nos sentamos en la última parte derecha juntos, parecía simpático, comenzamos a hablar sobre todo en general, luego nos dimos los números y al bajar del autobús allí estaban mis amigas mirándome y preguntándose quién era, le invité a que se viniera con nosotras , pero su respuesta fue, textualmente, “lo siento , pero si quedo contigo, quiero que quedemos a solas” , la verdad es que cuando me dijo esas palabras me sonrojé después se fue hacía una tienda de libros que había. Y al girarme para mirar a mis amigas todas comenzaron hacerme preguntas sobre quién era y de qué lo conocía, y que cómo se llamaba, etc. La verdad es que me llamó la atención pero por ahora no quiero amores, ahora quiero estar con ellas.
Nos pasamos tres horas entre tiendas y acabe con la hucha vacía, se acercaba la hora de comer y todas parecíamos que estábamos derrotadas. Cuando nos íbamos a sentar para comer en un pequeño bar me sonó el teléfono móvil, lo cogí y era aquel chico invitándome a cenar esta noche, yo le dije que bien pero que me tendría que ir pronto. Él aceptó y así quedamos, al colgar mis amigas se me quedaron mirando embobadas, me reí y pedimos al camarero, cada una pidió una ensalada, un bocadillo y una bebida refrescante. Comenzamos ha hablar sobre un poco de todo y al llegar el camarero y repartirlo todo le dimos una pequeña propina por ser guapo, nos hizo gracia eso y nos reímos a no poder más. Al terminar de comer  nos levantamos muy contentas, además de alegres. Cuando salimos del centro comercial alrededor de las 18 h. cogimos el autobús de vuelta y llegamos a mi casa, entramos y dejamos las bolsas en el suelo mientras nos tumbábamos en mi cama todas a mogollón, éramos como unas 6 o 7 chicas en una cama de matrimonio.

7ª Entrada


Al entrar en mi habitación llamé a mi abuela para decirle la gran noticia de que me iría a la ciudad, la verdad es que siempre he estado muy unida a ella y cuando me pasa algo no dudo en contárselo, es como una mejor amiga pero de sangre. Cuando me lo cogió le dije:

-¡Yaya!, ¿qué tal estás?

- Muy bien guapísima, ¿Y tú?

- Mejor que nunca, ¿Sabes por qué? Por qué me voy a la ciudad

¿De verdad? Que alegría, me alegro muchísimo por ti, yo fui y allí es dónde encontré al amor de mi vida

Me reí y le dije:- no creo que me pase lo mismo pero sé que podré descubrir gran parte del mundo, y cuándo termine la carrera te prometo que escribiré mi primer libro y te lo dedicaré, ¿entendido?

-Esta bien corazón-: entonces tosió fuertemente y preocupada le dije:- ¿Qué te pasa?

- Que estoy algo resfriada pero no te preocupes se me pasará-

-Vale, yaya confío en ti, bueno me tengo que vestir, adiós abuelita-

-Adiós querida-

Después colgué y me vestí, me puse una falda vaquera, unas botas negras con apenas dos centímetros de tacón  y además su altura me llegaba por debajo de la rodilla, después una camiseta de manga corta con una rebeca encima también negra. Me fui al baño de nuevo y me peiné dejándome mi pelo largo y liso. Bajé las escaleras, entré en la cocina y puse en la pizarra “he quedado con mis amigas, no estaré a la hora de comer”, cogí las llaves de la entrada y salí de casa.

6ª Entrada

De repente, mi madre me llamó para poner la mesa, me fuí a la cocina y puse la mesa para tres personas, luego serví la comida. Cuando todos estábamos en la mesa miré a mi madre y le dije:- muchas gracias por esta deliciosa comida- luego comencé a comer la ensalada mixta vegetal, seguido de un segundo plato de estofado y finalicé con una pieza de fruta, naranja. Al terminar recogí todo, lo metí todo en el lavavajillas y, fregué la olla y la sartén. Mi padre se fue a la habitación para dormir ya que mañana, sábado, tenía que llamar a su amigo para asegurarse, y después irse a trabajar hasta la tarde. Mi madre sacó la plancha, encendió la televisión de la cocina y se puso a planchar mi ropa para tenerla preparada. Yo, para poder terminar pronto, volví a mi habitación a organizar todo en cajas de diferentes tamaños y maletas de diferentes colores. Cuando ya era muy tarde grité “buenas noches” y recogí todo, me metí en mi cama, encendí la televisión, puse el desconectador y cerré los ojos hasta dormirme como un niño a la hora de su siesta. A la mañana siguiente, me levanté con una amplia sonrisa, abrí mis ojos lentamente mientras estiraba mis brazos hacía arriba. Miré por la ventana y era un día soleado o eso veía en mi mente, la verdad es que tal vez sea demasiado risueña pero eso hace que vea la realidad de varías maneras. Después giré la cabeza mirando el reloj que había sobre la mesita de noche, eran las once de la mañana, así que me levanté con cuidado, me puse mis zapatillas, abrí las cortinas para que se alumbrara todo. Me asomé desde la puerta de mi habitación para ver si mis padres estaban despiertos, y era el contrario de ello. Me fui al baño, cerré la puerta para no hacer ruido, encendí la ducha para que el agua se fuera calentando, luego comencé a quitarme el pijama, me lavé los dientes, miré el agua y la toqué para ver si estaba en su punto y así era. Me metí dentro, cerré la mampara, y comencé a mojarme desde la cabeza a los pies, cuando ya estaba mojada, cerré el grifo y me enjabone el pelo, luego el cuerpo y me des enjabone con el grifo abierto.  Al salir me puse mi albornoz y me peiné el pelo. Luego me lo sequé y me puse mi crema hidratante por el cuerpo. Salí del baño y mis padres seguían dormidos, me parecía extraño en mi padre ya que se solía levantar a las nueve pero no era quién para averiguar sus razones. 

5ª Entrada

Cuando llevábamos un rato jugando empezó anochecer, me encaminé de nuevo hacia casa y esta se quedó  sentada en el suelo con cara de pena, me giré y le miré, me acerqué, me senté de rodillas, le acariciaba delicadamente mientras me caían pequeñas lágrimas, le abracé y le dije:- sé que si pudieras llorarías pero lo tengo que hacer para tener un buen futuro, para ser alguien en este inmenso mundo, quiero ver como son las ciudades y que cada persona que haya me conozca, te prometo que cuando me mudé a vivir sola lo primero que haré será que vengas conmigo ¿vale?-: parecía que me entendiera y aunque estuviera hablando con un perro, no era un perro corriente, era MI perro, y si algo tenía claro en este mundo era que mis posesiones siempre serían especiales pasara lo que pasara, y pensaran lo que pensaran. Luego me levanté, le guiñé un ojo y comencé a caminar, enseguida esta se puso de nuevo a mi lado y nos fuimos a casa. Al llegar a la puerta de casa saqué las llaves y abrí, cuando entramos las  dos, me agaché, le quité su arnés y me dirigí a la entrada, abrí, entré y colgué el arnés. Dejé las llaves sobre la encimera, luego colgué mi chaqueta. Saqué un libro de mi mochila y me puse a leerlo en el sofá con las piernas una encima de otra, mientras estaba tumbada totalmente y  leía el libro con la cabeza arriba. Después de un rato oí a mis padres entrar por la puerta, entonces me levanté, guardé el libro. Me acerqué a ellos y les dije:- mañana me voy con mis amigas de compras para irme a la ciudad, ¿Podríais prestarme un poco de dinero?-: dije con una sonrisa y ojos de cachorrito, aunque realmente no hacía falta estaba muy agradecida de sus gestos hacía a mí. Mi madre se río, abrió su bolso y sacó dos billetes de cincuenta euros, y me dijo:- con la condición de que te compres ropa normal ¿entendido?-: yo acepté con la cabeza muy agradecida, la verdad es que no se a qué se refería con lo de “ropa normal” pero me daba igual, prefería estar pensando en la ciudad que podré tocar, ver e incluso sentir. Mi padre se acercó a mí, y con una voz grave me aconsejó:- deberías empezar a empaquetar cosas si mañana quieres tener tiempo para todo-: yo miré el reloj y tenían razón así que me subí corriendo a la habitación, saqué toda la ropa de mi armario y la fui poniendo en maletas, luego mis peluches, y mientras guardaba los álbumes de fotos que miraba para recordar y no olvidar. 

4ª Entrada

Al llegar mis padres estaban trabajando y como no tenía deberes cogí mi oboe, es el instrumento que llevo tocando desde que tenía 8 años, la verdad es que tocaba bastante bien, y aprendí en una escuela musical, luego realicé una prueba para conservatorio y me aceptaron, me saqué el título el año pasado con un año más adelantado de lo normal debido a que se me daba bastante bien. Cogí una sinfonía de Johann Sebastián Bach, comencé a tocarla tranquilamente, y como me la sabía un poco de memoria de tantas veces que la había escuchado de vez en cuando cerraba los ojos y en mi mente me imaginaba que hacía un concierto en el que yo era la solista, al finalizar la obra abrí los ojos y parecía aún en mi imaginación como si muchísimas personas me aplaudían por mi gran concierto y trabajo como solista. Luego seguí tocando con los libros que usaba, y después de una hora y cuarenta y cinco minutos tocando lo limpié, lo guardé delicadamente y lo dejé en su sitio. Me tumbé en el sofá, no sabía que hacer, cerré los ojos para relajarme ya que aún estaba un poco en “shock”, y sin esperármelo mi perra, Betty, saltó encima de mi barriga, abrí enseguida los ojos y me reí, le acaricié la cabeza, y esta movía el rabo con felicidad, yo creo que ella sabía que me iba a ir y por eso estaba tan cariñosa, para que pasáramos un rato juntas pensé en sacarla a pasear. Me levanté, me dirigí a la puerta principal, dónde en el recibidor estaba colgado su arnés en la pared, se lo puse, esta salió pitando hacia la puerta exterior esperando a que le abriera. Cerré la puerta principal, me acerqué a la exterior y abrí, según abría esta más se desesperaba, cuando podía salir, no se lo pensó un segundo y salió rápidamente como si detrás le persiguiera un fantasma. Salí de casa con la perra suelta, al minuto de salir de casa ya estaba a mi lado sin separarse, eso me extrañó  mucho ya que era la primera vez que lo hacía sin que yo se lo pidiera. Llegamos a un precioso prado limpió y reluciente como las revistas. Entonces me puse a correr para que me persiguiera, luego me caí pero me reía porque la Betty se tiraba encima de mí e intentaba lamerme la cara de alegría.

3ª Entrada

Parecía como si la vida me sonreía, cada paso que daba parecía un paso más hacia la ciudad, nerviosa aún por la alegría me temblaban las manos, pero también gracias a ello estaba más simpática de lo normal, cada persona que veía le saludaba con una sonrisa y un movimiento suave de muñeca. Al llegar al instituto entré por la puerta grande, saludé a las secretarias, luego pasé otra puerta y llegué a la entrada principal, por lo tanto, vi a todas mis amigas, corrí hacia ellas más rápido que en clase de Educación Física. Al acercarme a mi mejor amiga, Sara, le abracé y le dije gritando para que las demás me oyeran:- mi sueño…. Se…. ¡se va a cumplir!-: dije ilusionada, algo nerviosa con el latido del corazón acelerado, todas parecían alegrarse por mí, eso me hacía sentir más querida aún. Parecía que la vida me sonreía más que nunca, mi vida siempre ha sido casi perfecta, pero ahora, ahora estaba ya perfecto. Tenía a la amistad, magníficas notas, una gran personalidad y físico. Tenía todo menos amor, pero tampoco lo echaba en falta. Sonó el timbre para entrar a clase, todas juntas subimos las escaleras, al entrar a clase nos sentamos en nuestros sitios, miré por la ventana, aunque hacía un día nublado como dije antes, me sentía como un domingo soleado. La verdad es que no podía atender a los profesores, según transcurrían las clases más nerviosa me ponía. Quería que fuera domingo y llegar a la ciudad, pero tenía algo de intriga en saber con quién viviría y cuál sería su edad pero todas esas dudas se resolverían el domingo, en la ciudad. Cuando terminaron todas las clases, sonreí a mis amigas y me dijeron de quedar mañana, acepté encantada siempre y cuando fuera en el centro comercial del pueblo, ellas aceptaron ya que no nos íbamos a ver en mucho tiempo. Salí del colegio, y fui caminando hacia mi casa, me encontré un gatito muy pequeñito y bastante bonito, me agaché para acariciarlo, pasé mi mano por su lomo, este cerraba los ojos y se estiraba, me hacía gracia como se movía. Sus ojos eran de un color animado, era como un granate llamativo, la verdad es que nunca había visto nada igual, y me llamó la atención. Después pasó un hombre con su perro y el gatito salió huyendo, me levanté mientras le miraba. Luego comencé a caminar de nuevo hacia mi casa más alegre que una rosa.

2ª Entrada

Abrí la derecha y saqué mi falda y la dejó sobre la cama. Después abrí el tercer cajón, de dónde saqué la camisa y el jersey. Cerré la puerta y abrí la izquierda, del primer cajón saqué mis calcetines altos, y del tercero mis zapatos de charol, que forman parte del uniforme. Cuando tenía todo lo necesario cerré las puertas adecuadamente, me quedé en silencio para oír si la disputa proseguía, y  así era.  Abrí la puerta de mi habitación apoyando delicadamente para no hacer ruido, me dirigí hacia el baño, pero me vieron. Un silencio inmenso creó un ambiente incómodo, sus miradas se centraban en mí y eso creaba un escalofrío terrorífico que recorría mi cuerpo constantemente, mi mirada alternaba varios lugares pues las suyas eran demasiado penetrantes y eso me ruborizaba más.  Cuando decidí hablar mi padre se adelantó. Mi corazón se aceleraba mientras decía:- Tú madre y yo sabemos que dentro de unos días será tu cumpleaños, y cómo la universidad de este pueblo no es de las mejores, hemos pedido una beca en la prestigiosa universidad de esta ciudad y estás acept.…-: Al ver la imagen, me di cuenta de que era igual a la de mi imaginación, después noté como mi corazón iba a explotar, no sabía que decir, así que corriendo hacia ellos les abracé a la vez , pequeñas lágrimas caían de mis ojos y dije:- muchas gracias de veras, esto…-: entonces mi padre me corto y dijo:- pero tendrás que vivir con un viejo amigo mío, un escritor muy conocido que yo cuidaba de él cuando era pequeño, ahora, ¿estás segura de ir?-: mi padre creía que me negaría pero no me importaba lo más mínimo que estuviera en un piso con un hombre, tan sólo quería ir a esa ciudad, pero tenía varias dudas que decirle pero para no agobiarles dije simplemente:- ¿y cuándo me tendré que ir?-: mi corazón seguía acelerado y apunto de explotar. Luego las palabras de mi madre fueron:- en tu cumpleaños, dentro de dos días- Al oír maravillosas palabras me puse a saltar de la alegría, corriendo me metí en el baño, me lavé, me limpié los dientes. Y como un conejo entre en mi habitación, me vestí antes de qué pasaran diez minutos, me fui de nuevo al baño, me peiné y preparé mi mochila. Al terminar me fui hacia mis padres, les abracé y les dije:- me voy al instituto, luego nos veremos, y muchas gracias de nuevo:- le di un beso a cada uno y alegre como una mariposa salí de casa, cerré la puerta y comencé a caminar.

1ª Entrada


Una mañana de invierno, un viernes de diciembre, me levantaba de la cama destapándome las sábanas. Notaba un frío viento que recorría mi cuerpo rápidamente. Mi habitación estaba ensombrecida por el sol nublado. Me alzaba mientras apoyaba mis pies sobre el frío suelo. Me colocaba las zapatillas de ir por casa, luego movía las puertas corredizas de cristal que daban a mi balcón, lo traspasé, apoyé mis manos sobre la fría barandilla, cerré los ojos y di rienda suelta a mi imaginación. Al oír el canto de unos pajaritos, mi mente se imaginaba que era un pájaro que volaba sobre una ciudad hermosa, con altos edificios construidos modernamente con cristales que suplantaba las paredes exteriores, al igual que se podían ver pequeñas tiendas de golosinas, fábricas que soltaban humo de diferentes olores. Todo parecía ser perfecto. Cuando iba a posarme sobre un árbol algo perturbaba mi mente, era los gritos de mis padres. Abrí los ojos rápidamente. Rápidamente, salí del balcón y abrí la puerta, y confirmé de dónde provenían aquellos gritos. Después más calmada me adentré de nuevo en mi habitación, cerré la puerta del balcón y me tumbé sobre la cama mientras observaba un cuadro, que contenía dos fotografías, una que ocupaba todo el marco, y otro en pequeña que estaba en una esquina. La fotografía grande era una ciudad desde lo alto que se podía ver hasta la más mínima maravilla, y la otra fotografía era de cuando era pequeña, dónde salgo sonriendo como si no hubiera un mañana. Las personas normales verían dos  fotografías sin relación ninguna entre ellas, pero en cambio yo veía un sueño de visitar una gran ciudad. Este sueño es procedente, pienso yo, de que nunca he visto una ciudad, la razón de ello es que vivo en un pueblo alejado de la población. Mis padres dicen que la ciudad es demasiado peligrosa, a pesar de qué mi padre se haya criado en una. Estoy en el último curso de instituto, y dentro de unos días será mi cumpleaños. Tengo unas calificaciones excelente, y sin presumir, creo que podría ir a una universidad con una beca. Algo cansada de darle tantas vueltas a mis ilusiones me levanté de nuevo, cerré  la puerta delicadamente para que no me escucharan. Abrí mi armario que estaba empotrado, tenía puertas correderas formadas por dos partes, izquierda y derecha.